Confesiones de un técnico de prevención

Llevo algo más de 2 años trabajando como responsable de medio ambiente y seguridad laboral para la firma Novatec Solar en el proyecto de montaje de la planta termosolar Puerto Errado II, en Calasparra (Murcia).

En paralelo a mi trabajo, procuro estar informado de lo que ocurre en lo relacionado a mi actividad profesional. Para ello, actualmente me apoyo en Internet y en las redes sociales, que son los medios que tengo más accesibles.

Antes de trasladarme en 2010 a la región de Murcia, trabajaba desde años atrás en una empresa constructora muy asentada y de tradición dentro de Aragón, la tristemente desaparecida ARASCÓN.

También prestaba servicios puntuales para la Fundación Laboral de la Construcción.

Entonces no utilizaba las redes sociales ni consultaba blogs para mantenerme al día en el ámbito profesional. Aparte de la información que aporta el propio desempeño del trabajo, acudía habitualmente a eventos tipo seminario, curso, charla, jornada,… organizados por entidades públicas y privadas.

En ambos casos, fuentes de información «2.0» o tradicional, en paralelo a la información concreta que se busca, se puede palpar el ambiente que rodea a la figura del técnico de prevención. Hoy lo percibo en los foros de debate, blogs, comentarios y antes en los coloquios, charlas de pasillo, conversaciones.

Recibida toda esa información, creo que los técnicos de prevención somos un colectivo profesional de solvencia y jerarquía muy bajas.

Admitir esto no es sencillo….

… Pero creo que es necesario ser conscientes de ello.

Hay que olvidarse de toda las horas de formación recibidas (y pagadas), de todo el trabajo realizado con las preocupaciones intangibles que esta profesión tiene, del esfuerzo por mantenerse on-fire que la actividad requiere. Porque todo ello es tanto o más que los de cualquier profesional de alto nivel.

Sin pasarlo por alto, no hay que cargar constantemente las tintas contra una normativa que, además de generar un sistema de requisitos alejados de criterios de eficacia, creó la profesión a golpe de real decreto en lugar de nacer del propio interés de las empresas por el desempeño responsable de su actividad; ni contra los jefes  que nos cargan de trabajo sin las herramientas de autoridad necesarias para desempeñar las responsabilidades que nos son atribuidas; ni contra los compañeros de trabajo, que aprovechan su experiencia y/o posición en otros departamentos más respaldados dentro de la organización para justificar un desempeño de su trabajo poco profesional,…

Al final de todo ello, lo que veo es un colectivo que, en sus múltiples modalidades (técnicos de SPA, de empresa, etc), tiene grabados unos patrones de actuación y perfiles muy comunes y que se retroalimentan en bucle con todos esos factores externos. Y busca como salida a todo lo anterior el lamento en redes sociales, foros de debate, charlas de pasillo,… en un corporativismo alejado del que requiere una profesión solvente.

No se vea esto como una crítica universal a todo el colectivo, al cual pertenezco. Esto es como cuando preguntan por el origen de la crisis y dicen que está en cada uno de nosotros….

En lugar de ello, estoy convencido que desde un desempeño profesional en el área de la PRL, se le puede dar la vuelta a las dificultades que ponen la normativa y las administraciones para generar procesos válidos en las organizaciones; hacer valer una posición que aporte la autoridad necesaria y sin fisuras por parte de la dirección de la empresa; ganar el respeto de los compañeros a golpe de aportar valor añadido para los procesos productivos de las empresas.

Sobre el corporativismo, de haberlo, en colegios profesionales con normativa que racionalice y dé valor al desempeño de la actividad y con criterios estrictos de aceptación a los colegios que eviten el intrusismo existente.

Colegios a los que quizá no podría pertenecer o limitarían mi actividad por mi carrera de letras. Y con razón….