Ejemplo de responsabilidad social y desarrollo sostenible: Zona Zero BTT

Plaza_ainsa

Imaginemos este lugar, la Plaza Mayor de Aínsa. Imaginémosla en plena Edad Media, recién construida tras una reforma urbanística que transformó un entramado de estrechas callejuelas en este espacio abierto.

Es día de feria, principios de febrero. Dispuestos con cierto orden en toda la plaza, hay puestos de fruta, cereales, hortalizas, vino, pescados de río e incluso

de mar que trae conservados algún mercader viajero, cabezas de ganado agrupadas según raza y propietario. Columnas de humo se elevan procedentes de las hogueras improvisadas que templan a las gentes que llenan la plaza: familias de agricultores y ganaderos de la zona que compran-venden sus productos, fabricantes de cerámica, tejidos, canteros, carpinteros, herreros, cesteros, panaderos, alguna mujer escotada, viajantes llenando sus carros de suministros, toneleros, un mendigo, dos juglares… En un rincón de la plaza, como ajena a toda la actividad, una pequeña tienda de venta de joyas y donde, dentro de las cuatro paredes de tela que tiene como almacén, dicen que su inquilina predice cómo será la estación venidera. Habladurías de los más fieles cristianos que la han ido arrinconando semana a semana.

Biello_SobrarbeNiebla, gritos, el calor puntual de las hogueras, bullicio, y colores, vaho saliendo de la boca de la gente, aromas a campo, hierro, madera, a estiércol, el sonido metálico del intercambio de monedas. Aínsa era la capital económica de Sobrarbe y en ella confluían cientos de caminos y senderos procedentes de pueblos, aldeas, casas de toda la zona. Llegó, en la propia Edad Media, a ser punto de intercambio comercial internacional.

Siglos más tarde, en la comarca de Sobrarbe viven unas 8.000 personas repartidos en 19 municipios. También hay 151 «entidades», como llama wikipedia a las antiguas poblaciones medievales que quedaron deshabitadas paulatinamente, al tiempo que la red de caminos y senderos que los comunicaban fueron escondiéndose tras la poderosa naturaleza pirenaica.

En la comarca quedaron familias trabajando con lo que tenían -agricultura, ganadería, oficios- y, en los últimos años, nuevas actividades relacionadas con el turismo. Gente que en sus ratos libres disfrutaba de la vida en su tierra: historia, cultura, tradición, arte, naturaleza, montaña, deporte, rutas en bicicleta por senderos a lugares que sólo ellos conocen,…..

…mmm… Un momento… senderos en bicicleta a lugares escondidos?.

Deshabitados, pero no abandonados.

Efectivamente. La naturaleza se encargó de ocultar -y preservar- las vías de la red que comunicaba el Sobrarbe. Pero ni los pueblos ni los caminos cayeron en el olvido de la gente que decidió amar su tierra por encima de las opciones que ofrecían otras zonas industrializadas.

Desde el amor a una tierra y la afición por un deporte -la bicicleta-, los antiguos senderos comerciales empezaron a aparecer de nuevo y las aldeas deshabitadas volvieron a ver gente pasar sobre extraños artefactos de hierro con dos ruedas. Amor y pasión: ese patrimonio no puede estar en mejores manos.

Zona_Zero_Banner

Con esa esencia -y mucho trabajo-, nació Zona Zero BTT hace dos años. Una iniciativa que combina tradiciones y desarrollo de forma sostenible. Una labor de arqueología: cuando cabalguéis por las rutas de la Zona Zero, sabed que son los caminos seculares que recorrían las gentes desde la noche de los tiempos.

Han editado un vídeo que explica todo esto. Es espectacular:

*

Desligándome de las sensaciones que me produce ver un proyecto así en mi tierra y hablando en términos más «modernos», el proyecto reúne de forma auténtica los grandes mantras de la gestión de las organizaciones: desarrollo sostenible y responsabilidad social. Lo hace desde la propia creencia de sus responsables, de forma natural, innata, de menos a más, sin necesidad de concienciarse o autoimponerse una cultura respetuosa. Recondándonos que hay cosas en las que, simplemente, se es o no se es.

Y, alimentado por el amor a la naturaleza y pasión al deporte, Zona Zero se ha convertido en una aventura que se retroalimenta con las actividades profesionales y laborales a que se dedican sus creadores. Por eso, es un ejemplo de los estilos de vida que los expertos dicen vendrán en el futuro.

Una inspiración.