“El trabajo no es un lugar ni un tiempo; es una actividad»

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El título de este post va entre comillas porque estas palabras -o unas tan parecidas que pueden ser consideradas una cita- las ha pronunciado Sara Chinarro en su ponencia de esta mañana en el IV Congreso Nacional sobre responsabilidad social corporativa que se está celebrando en Zaragoza.

En un principio, podría parecer una obviedad. El trabajo es una actividad, está claro. Pero vuelve a leerlo otra vez…

«El trabajo no es un lugar, ni un tiempo…”

¿Cómo que el trabajo no es un lugar? puedes pensar. Es el lugar al que nos referimos cuando, por ejemplo, se dice: “me voy al trabajo”. Y también es un tiempo: “no puedo hablar, estoy en horas de trabajo”.

Sin embargo, la afirmación de Sara tiene total sentido: es un resumen muy acertado del cambio de paradigma en el trabajo que se está produciendo al amparo de las tecnologías de la comunicación. Un cambio radical, además.

Hay quien podría pensar que tampoco es para tanto. Sobre todo en oficios clásicos, manuales o artesanos, quizás no se esté notando todavía mucho. Estoy pensando por ejemplo en agricultores o empleados de sanidad por poner dos casos cercanos. En una visión conservadora de estos oficios, es posible que su actividad sea muy similar hoy a como era, digamos, hace 10 años: hoy, la mayoría de agricultores siguen yendo al campo a hacer su duro trabajo y los sanitarios, al hospital a tratar a sus pacientes.

Sin embargo, en una visión vanguardista de incluso las profesiones más tradicionales, pueden verse avances que ya las están cambiando de forma disruptiva: agricultores que controlan el riego de sus campos o el funcionamiento de su tractor de forma remota desde un ordenador, profesionales sanitarios que complementan las consultas a sus pacientes con video conferencias y controlan su estado de salud en tiempo real gracias a los datos enviados por dispositivos que éstos llevan incorporados, etcétera. Quizás hoy estén en una fase incipiente pero, de una u otra forma, la implantación de los avances tecnológicos es cuestión de tiempo, incluso en los oficios más manuales.

En el polo opuesto están los oficios para los que la implantación está ya más que asumida. Yo mismo, desarrollo la mayor parte de mi actividad profesional desde el despacho de casa: busco información, mantengo reuniones y entrego la mayor parte de mi trabajo a través del ordenador. Gestiono el tiempo y organizo el trabajo. A veces me desplazo a determinados lugares, como el congreso de RSC de estos días en Zaragoza. Aunque incluso en este caso, podría seguirlo en directo desde cualquier ordenador, porque hay una emisión en directo del congreso a través de Internet.

Casos similares hay muchísimos ya. Pero aunque no sea tu caso, imagina la forma en que podría ser tu trabajo con un aprovechamiento pleno de las tecnologías ya existentes o las que -seguro- vendrán, vuelve a leer las palabras de Sara y piensa si tienen o no tienen sentido total:

“El trabajo no es un lugar ni un tiempo; es una actividad»

En este contexto, lo que se abre es un horizonte totalmente nuevo para las empresas y los profesionales. La organización del trabajo ya no se limita a controlar lo que pasa en un centro de trabajo de 8 a 13 y de 14 a 17 horas.

Un cambio disruptivo en las organizaciones y, también, en la mentalidad de las personas. Hacia allá vamos.

Estos días, algún post más habrá sobre el #IVCongresoRSE de Zaragoza 😉

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