El uso coherente de la tecnología para trabajar mejor

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Hace unos días salió la noticia de que en Francia se ha llegado a un acuerdo para limitar el acceso de los trabajadores al correo electrónico y a otros medios (WhatsApp, LinkedIn, Twitter, Facebook,…) para comunicarse con su empresa fuera del horario laboral.

No se a tí, pero a mí me sorprendió. Más que por los detalles del acuerdo (que dan para muchas opiniones), por el hecho en sí de la noticia, que veo como un intento por todo lo alto por encontrar el modo de gestionar el uso profesional de las tecnologías de la información y comunicación, aspecto este al que pocos parecen coger el punto: ni las administraciones tirando por elevación por medio de normas, ni tampoco las propias empresas aplicando sistemas de organización válidos.

Mientras tanto, conforme se desarrolla la tecnología, más grande se va haciendo el vacío normativo y organizativo.

Una correcta gestión de la tecnología aporta ventajas para todos: Competitividad y productividad para la empresa; mejores condiciones de trabajo para el empleado. También puede ocurrir al contrario, que un tratamiento desacertado de este factor derive en un bucle de conflictos de difícil salida.

Seamos claros, si una empresa no es capaz de gestionar coherentemente el uso que sus trabajadores hacen de sus smartphones y múltiples aplicaciones en horas de trabajo, no lo sabrá hacer tampoco fuera del trabajo.

En esta situación, lo que podría resultar en un desempeño responsable del trabajo reuniendo los anhelados conceptos de trabajo de horario y lugar flexible, basado en la confianza mutua con incluso la mítica conciliación de la vida personal y profesional, se convierte en una conexión física y mental permanente (dedicación 24/7) del trabajador con un trabajo normalmente exigente, que invade su ámbito personal y que fomenta factores como la inseguridad laboral o la sensación de permanente vigilancia.

Me centro en el punto de vista negativo del asunto porque son lamentablemente estos factores de riesgo psicosocial los que se están imponiendo como consecuencia de la implementación de las tecnologías de la información y comunicación en las empresas y en nuestras vidas. No están mejorando la organización de las empresas si no haciendo más complejas las relaciones entre la empresa y su personal como consecuencia de una falta de solvencia en su conocimiento y utilización.

Por eso, la campaña 2014-15 de la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo (EU-OSHA), sobre gestión del estrés y los riesgos psicosociales viene en un momento muy oportuno y todos, organizaciones y trabajadores tenemos mucho que aprender, entre otras cosas, del uso coherente de la tecnología para el desempeño de nuestro trabajo.