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Antecedente 1:
Hace unas semanas (23.dic), el portal Prevención Integral publicó una noticia de un accidente de trabajo:
“[…] un operario especialista de Gamesa que trabajaba en la planta de As Somozas sufrió un accidente laboral con resultado de lesiones graves en un ojo. En concreto, tuvo perforación corneal y arrancamiento del iris, por lo que necesitó tratamiento quirúrgico, estuvo hospitalizado 15 días y no alcanzó la curación hasta los 562 días, si bien le quedaron secuelas.
El accidente se produjo cuando el operario realizaba labores de corte en una tela impregnada de resina utilizando un cutter […]»
El accidente es grave y visualizarlo resulta escalofriante. Imagínate, Luis Buñuel, Un perro andaluz…
Antecedente 2:
Esa noticia se publicó pocos días después de terminar las presentaciones de la campaña “Seguridad y salud + cerca de la escuela”, de @FLC_Aragon, en la que he sido colaborador.
Como la campaña establecía, las presentaciones en las escuelas —de educación primaria— consistieron en una explicación de nociones y conceptos básicos de seguridad en el trabajo, con una clara conexión y asociación con situaciones del día a día de los chic@s: trabajos escolares, tareas domésticas, trabajos de bricolage, seguridad vial,…
Y dentro de los trabajos escolares, te puedes imaginar cuál fue uno de los incidentes más habituales reportados por los alumnos? Sí, los cortes por el uso del cutter (por suerte, ninguno grave)
La paradoja del cutter: material escolar o equipo de trabajo?
Cuando los chavales comentaban este suceso —un corte por cutter— mi práctica profesional me llevaba automáticamente a preguntarles por las causas, que en todos los casos incluían la no utilización de equipo de protección alguno. Tanto para los alumnos como incluso para los propios maestros, se trataba de una situación normal, un riesgo asumido. Me dio la sensación de que incluso me miraban raro al plantear este debate y la utilización de algún equipo de protección en una escuela de educación primaria.
Y, poniéndome en su lugar, tienen razón: equipos de protección en clase? Para cortar con cutter? Si ni siquiera en las librerías o tiendas de material escolar venden guantes o gafas de protección como parte del material disponible! Esto es una escuela, no un centro de trabajo. Nos quedan un montón de años para empezar a trabajar…
Días después, la noticia con la que empieza este artículo: un operario que se abre un ojo con un cutter mientras hacía un trabajo que requería el uso de equipos de protección. Un cutter similar al que usan los chavales desde educación primaria, y unos equipos de protección como los que no se usan en la escuela.
Obviamente, un estudiante de primaria no es un trabajador y, por lo tanto, no tendrá un accidente laboral. Pero sí tiene ojos: los ojos de un niño.
En ese momento es cuando te das cuenta del camino que hay por delante no sólo con los estudiantes-futuros trabajadores, si no con los propios centros educativos, con los proveedores de material (escolar y profesional) y con muchos otros ámbitos y entidades que, fuera del ámbito profesional, generan los mismos riesgos que cualquier trabajo…
… Cultura de la seguridad
Hola David,
Supongo que las cursivas corresponden a las explicaciones dexlos maestros. Lamentablemente muchos, muchos docentes creen que una escuela no es un centro de trabajo. Se equivocan. Es un centro de trabajo, por supuesto, y es el centro de trabajo con los trabajadores más sensibles. Acaso no les pedimos a los hijos que trabajen en la escuela? El preámbulo de la Ley de Prevención habla, en su punto 4, de las escuelas pero parece que, como malos lectores, la mayoría se saltan el preámbulo como si no fuera parte de la novela.
Por eso la novela sigue siendo de miedo.
Saludos y buen 2016.
Hola Santiago i bon any també per tú!
La campaña me ha permitido observar lo que comentas, que ocurre en una parte significativa del sector educativo. Una de las cosas que más me ha sorprendido han sido los casos en que algunos centros y profesionales que trabajan en ellos, asumen este aspecto como algo externo, un añadido voluntario a su desempeño cuando, como recuerdas, son un actor necesario, fundamental y expresamente implicado.
Creo que el origen de esta situación se encuentra más allá de los propios centros y de los profesionales de la educación. Son agentes clave en este proceso pero, a día de hoy, la falta de las acciones necesarias y previas por parte de «los actores directamente relacionados con el hecho laboral” incluyendo la «sociedad en su conjunto» (LPRL, exposición de motivos, 4), impiden que el sector educativo pueda aportar la contribución a la anhelada cultura preventiva.
Por eso, mucho trabajo por delante con los alumnos…. y con muchos centros educativos y muchos profesionales de la educación.
En cuanto a la prevención me gusta mucho hacer la comparación de las intervenciones con el crecimiento un árbol, desde que se planta hasta que crece; si un árbol cuando empieza a crecer empieza a torcerse para buscar la luz, o buscar agua, o haciendo se hueco porque hay algo que le molesta es fácil colocar una guía y hacer que crezca derecho, o modificar las condiciones de su entorno, cuando el árbol ha crecido y ha fortalecido su tronco, es imposible modificar este, a partir de aquí solo podemos guiar sus ramas.Igual pasa con el crecimiento de las personas, considerando la guía como la educación.
Totalmente de acuerdo con tu comparación Inmaculada. Me has recordado una comparación que hizo hace tiempo una colega de nuestro sector —Carmen Soler— entre las organizaciones y una enigmática planta, el bambú. Su reflexión me pareció muy interesante y la dejé registrada en esta entrada http://www.aragonvalley.com/el-significado-de-las-plantas/
Ahora, tu comparación entre la SST con el crecimiento de un árbol, una acertada similitud entre las plantas y nuestro desempeño profesional.
Saludos,
D. Mairal.