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Mi sitio favorito de Barcelona es el mercado de libros usados y colecciones de Sant Antoni, en la calle Conde de Urgell.
Allí, cada mañana de domingo se instalan multitud de puestos ambulantes. La mayoría son sucursales de librerías normales, que usan el mercado para dar salida a determinado material: libros y documentos de todo tipo de segunda, tercera,… n-esima mano, libros viejos, rarezas.
Es punto de encuentro también para aficionados a las colecciones de todo tipo, que se reúnen para acordar trueques.
El ambiente en sí es embriagador pero cuando encuentras algo interesante -cosa que es fácil que te ocurra- puedes llegar a sentirte alguien especial. No exagero: allí encontrarás cosas que no tendrá casi nadie más que tú, cosas que no están en ningún otro sitio, ni siquiera en Internet.
El domingo, sin ir más lejos, por poco más de lo que cuesta un décimo de lotería de Navidad, encontré unos libros muy interesantes y cuatro números de la revista National Geographic incluyendo un original mítico y varios más con contenido curioso sobre cuestiones medio ambientales.
Allí he ido encontrando un montón de cosas curiosas más: desde una acción original de la histórica compañía minera Minas y Ferrocarril de Utrillas a libros sobre temas de seguridad laboral, medio ambiente, urbanismo, costumbres en general, que van camino de los 200 años de antigüedad. No hay en Internet un sitio con la información que esos libros me proporciona. Es esa exclusividad lo que lo hace tan interesante incluso desde el punto de vista profesional. De hecho, son mi principal fuente para los «Aragon Valley Classics» publicados, y los que vendrán.
Internet es una gran herramienta de aplicaciones amplísimas y útiles para casi todos los ámbitos de la vida, pero aún hay muchísimas cosas auténticas que no están allí. Ni lo estarán, por suerte. Lo de este post es sólo un pequeño ejemplo.
Si vas a Barcelona, no dejes de visitar el mercado de libros usados y colecciones de Sant Antoni. Saldrás sintiéndote la persona especial y auténtica que eres.
Reconozco esa sensación. rebuscar entre montones de viejas publicaciones, buscando tesoros con la certeza de que alguno encontraras y con la incertidumbre de cual será, buscando pistas dentro de su antiguo propietario, y que hizo que se deshiciese de el, recordándote que lo que alguien no quiere otro lo esta deseando.
Raúl, si no has estado, te encantaría el mercado de Sant Antoni. Es tal como dices.
Una vez encontré un libro con una dedicatoria en las primeras páginas: era un regalo de boda que alguien recibió hace 50 años de sus amigas. También libros que se nota por la apertura en el lomo que el anterior propietario no llegó a terminar o siquiera a empezar y otros con notas en el margen de las páginas desvelando pistas sobre el interés de anteriores lectores.
Si un día vienes por la ciudad condal, dame un toque y nos acercamos.
Feliz Navidad!