Estoy de acuerdo con la idea del debilitamiento del Estado que plantea Eduard Punset en este artículo.
De acuerdo con la idea, aunque no con su desconcertante argumentación: Después de explicar el Estado desde un punto de vista científico y desmontarlo como ente organizador universal por su ineficiencia y foco de corruptelas, termina personalizándolo en el caso español y planteando a las actuales autonomías españolas como poseedoras de unas virtudes perdidas como solución al
problema.
Creo que lo ha escrito con intención de polemizar mezclando -no muy acertadamente- dos elementos dentro de la realidad de los estados:
Por una parte, la vinculación emocional de las personas con lo que cada una considera su país y por otra, el valor de los estados como instrumentos de gestión de una comunidad.
Es decir, «nación» frente a «organización».
Y digo «frente» porque creo que ambos conceptos compiten dentro del concepto general de Estado: A más sentimiento de nación, menos margen para criterios organizativos solventes y, al contrario.
El tiempo pasa, las cosas evolucionan, la tecnología avanza, cada vez hay más modelos aplicables a las organizaciones y, sin embargo, el concepto básico de Estado sigue siendo bastante primitivo y a él siguen irracionalmente aferradas las sociedades mediante seculares símbolos y límites.
Es lo que hace Eduard Punset en su artículo: cambiar símbolos y fronteras por otros sin que la nueva organización que prevé de aquí a 20 años aporte un salto cualitativo. Más estados. A la altura de carrera en que se encuentra el genial Punset, me sorprendería por eso un posicionamiento suyo en este tema.
Esto es ya cosa de cada un@. En mi caso, cuando me refiero a mi tierra, me refiero a mi tierra: el sitio donde me crié o el del material de donde vienen mis antepasados. Y según me voy alejando, desaparece el vínculo de forma que si Aragón me parece grande, los valores patrios españoles no existen para mí.
Sin embargo aceptaría a esos entes superiores a los que se identifica como países (Aragón, España o lo que cada uno crea), si desempeñaran una eficiente función como organización. Cosa que tampoco ocurre: Son cada vez más innecesarios respecto a la primera organización solvente y adaptada a la evolución que veo: Europa.
Como ciudadano, me chirría bastante que la dependencia respecto al estado «x» permanezca a un alto nivel, o incluso se incremente con el tiempo, mientras la realidad dice que los tradicionales servicios para los que se dependía de las administraciones van siendo suplantados por avances tecnológicos (energía, gestión de residuos, suministro de agua) que permiten vivir de forma casi autónoma. De hecho, es algo que ya ocurre bajo el sistema de lobbies: Empresas de suministro y ciudadanos que reciben un servicio y, en medio están las administraciones con un poder más tradicional que efectivo y una función poco clara y peor desempeñada.
Yo ya me he mojado. Y tú?. Cómo crees que serán o cómo te gustaría que fueran los países en el futuro?. Cuál será su función?. Nos gobernarán empresas abiertamente sin necesidad de camuflarse tras el tabú término de lobby?.
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